Desde hace casi una década el auge del atletismo, en concreto del atletismo popular, ha sido un tema recurrente en medios de comunicación y  únicamente hace falta analizar el número de carreras que han ido surgiendo,  las cada vez más abultadas participaciones en las más importantes, en la facturación de marcas deportivas de calzado y ropa técnica o simplemente asomándonos a cualquier parque al  caer el sol y atisbar  auténticos haces multicolor apoderándose de cada camino a golpe de zapatilla.

A esto hay que sumar, estos dos últimos años,  el aumento de la figura de la mujer como protagonista principal en una segunda etapa del fenómeno.  El número de practicantes de uno y otro sexo han pasado en este periodo a estar casi equilibrados,  cuando no hace más de tres o cuatro años la proporción de chicos era el doble que la femenina. Estamos ante el boom del running  femenino.

Varios elementos  explican la  nueva dinámica en el perfil de la masa runner:  uno social, otro político y  el más importante, el comercial.

Estos elementos interactúan y  se influyen mutuamente.  El estancamiento del negocio que generaba el atletismo popular y el convertirse la imagen del corredor en  algo normal independientemente de edades, físico y pasado deportivo,  unido al movimiento  de establecer nuevas redes sociales y amistades a través del deporte,  trazaron la senda a seguir. Casi cualquier firma de ropa femenina, tradicionalmente no deportiva, empezó a proveerse de líneas dedicadas exclusivamente al running, incluso  las grandes cadenas de  hipermercados. Los organizadores de carreras  que agotan inscripciones comenzaron a reservar un cupo fijo a las mujeres y la discriminación positiva acabó desembocando en la creación de mil carreras de la mujer en casi cualquier provincia de España y en la divulgación de la mujer que corre como nueva heroína del siglo XXI. Incluso las revistas de divulgación de moda femenina empiezan a actuar como patrocinadores.

Sin ir más lejos, en nuestro  club, solo en dos de nuestras seis sedes el número de hombres es mayor que el de las mujeres, estando éstas entorno al 40%, pero  siendo entorno al 60%  en el resto, y estamos hablando de más de 400 socios.

Pero, fuera de las modas e influencias, Club Corredores  siempre ha apostado por las chicas y no como público diana para aumentar el número de socios, sino como  elemento aglutinador,  motivador y formador, para que,  lo más rápido posible, cambie la percepción del concepto runner al concepto corredora y atleta, que ame este deporte y hagan más sólida la imagen del atletismo en una actividad cotidiana, sin más valor que la salud y el disfrute independientemente del sexo. El mayor ejemplo es nuestro equipo federado femenino que este año va ya a por su tercera temporada, siendo un referente básico en el panorama madrileño, consiguiendo numerosos éxitos y cada vez obteniendo más peso en el atletismo nacional.

Es una apuesta, es nuestra apuesta.