Dicen que hay  tantos deportes distintos como cervezas. Y  como en estas, dentro de cada deporte hay muchas modalidades. Te pueden gustar más o menos pero siempre hay una por la que sientes especial  debilidad. Esto me pasa en el atletismo con la modalidad de cross. Me apasiona.

Corrí por primera vez un cross hace tres años, pertenecía  a un  circuito del campeonato universitario y me apunté por  aquello de que estaba cerca de casa (Monte Valdelatas) y era gratuito, cosa que suele ser habitual. Todavía no sabía el significado real  y la épica  del Cross Country, que es como se conoce en  su arraigada tradición británica. Lo sufrí y me conquistó.

Como curiosidad,  a día de hoy,  no está en los Juegos Olímpicos. Pero fue una prueba olímpica en tres ocasiones: Estocolmo, 1912; Amberes, 1920 y Paris, 1924.  En todos ellos se hicieron dos pruebas distintas: por equipos e individual. Finlandeses y suecos ganaron a países donde ahora el cross es considerado un deporte nacional,  como es el caso de Estados Unidos o Reino Unido, que cuentan con atletas de tanto nivel que pueden disputar carreras a los africanos más  poderosos de las pruebas de pista y ruta.

Las mujeres  fueron excluidas de casi todas las pruebas olímpicas durante estos años y esta fue una de ellas.  Una  pena,  privaron al mundo de una disciplina igual de bonita y espectacular independientemente de la categoría, masculina o femenina.

Cuando digo que es algo bonito  de ver y correr, me refiero a que cuánto más dureza  más se valora y se recuerda por parte de todos, atletas y espectadores. Cuánto más barro y más cuestas  más espectáculo, lo que atrae siempre a los mejores. Siempre está garantizado un alto nivel y por ello os animo a correr  una alguna vez. Simplemente estar en la línea de salida te hacen sentir especial.

Para correr  un cross en Madrid, salvo en unas cuantas excepciones, es necesario estar federado, normalmente en  un club, en nuestro caso, obviamente, Club Corredores. Chicas y chicos corren siempre carreras distintas, a no ser que se trate de competiciones de relevos mixtos por equipos o parejas. Y casi siempre  es recomendable usar zapatillas de clavos para que nuestra pisada siempre sea segura en  césped, tierra o barro.

En estas carreras, la experiencia y el ir conociendo a nuestro cuerpo es un grado y nos proporciona un punto extra con los debutantes. Por ello, es completamente normal ver a gente mayor muy por encima de gente más joven  y a priori más rápida. Es primordial ir aprendiendo a saber a tomar las curvas  por el exterior, para no perder velocidad, aunque se corra un par de metros de más,  ir aprendiendo a revisar el circuito y saber qué clavos poner en función de la cantidad de barro, vegetación,  virajes,  o  subidas que haya. Si hay graba en el camino lo mejor es pisarla con firmeza y no olvidar que llevamos clavos y cuando hay barro o charcos  lo esencial es hacer aquello que no nos dejaban  nuestros padres cuando éramos pequeños, pisarlos fuerte y ensuciarnos sin miedo. Si no lo haces tú,  aparte de perder ritmo, el que tienes al lado si lo hará y te dará igual.  En las cuestas lo mejor es apretar los dientes ya que siempre nos espera a pocos metros una bajada en la que relajar la musculatura.

No importa tanto los ritmos como  las posiciones, ya  que no es comparable una competición a otra nunca, ni por distancia, ni por trazado, ni por la  estrategia de los participantes, que te pueden incluso taponar los adelantamientos o por la climatología.. Es más, en los crosses rara vez hay chip que te cronometre, se hace el registro a la vieja usanza, papel y bolígrafo para apuntar el orden de llegada.

Normalmente son cortos , de 4 a 6km en un circuito de vueltas que oscilan entre los 1500 a 2000 metros. No  por ello hay que salir a un ritmo suicida, que se paga muy rápido  por lo exigente del terreno; aunque sí es necesario colocarse bien y empezar fuerte los primeros 100 metros. Después, a partir de la segunda  mitad de la carrera, si somos constantes, es algo habitual adelantar a mucha gente que prácticamente va casi andando debido a  que salió demasiado rápido,  por no haber reconocido el circuito o por querer ir a los ritmos de asfalto.

La sensaciones de correr un cross son muy distintas a las competiciones de ruta. Incluso los  nervios son distintos, solo te puedes comparar  con el mismo que corriste el año anterior o un compañero que sabes que está en el mismo estado de forma que tú.

Es una preparación básica para cualquier atleta de fondo y medio fondo así que no es de extrañar ver en la misma prueba a campeones  de 800 metros y hasta de maratón.

Y a todo esto se suma el ambiente que suele rodear todo, camaradería, saludos,  carpas de diferentes clubs con mochilas y ropa desperdigada mientras se calienta, niños y niñas de todas las edades en diferentes tandas, desde que amanece hasta la hora de comer,  familiares por todo el circuito con cámara de fotos en mano, gritos de los compañeros que esperan a su prueba animando a los demás.

Es decir, podemos afirmar que el cross es una forma y en parte una filosofía de vida, otra manera de conocer nuestro atletismo al menos unos meses al año.

 

Un abrazo, mucho barro y a correr,

 

by      David Castander.