Uno de los momentos ineludibles en cada carrera es el de ponernos el dorsal. Parece sencillo, pero casi siempre lo hacemos bajo un estado de excitación elevado dada la cercanía al pistoletazo de salida. Y ello conlleva escenas curiosas: desde no atinar a centrarlo (y al final lo dejamos esté como esté, fatal para las fotos), a pincharnos con un imperdible (en la zona más sensible que podamos imaginar), a enganchar nuestra camiseta preferida (y salir ya malhumorado), a volarse con una ráfaga de aire de entre nuestras manos (y montar un show en plan persecución cinéfila), a la mendicidad de imperdibles entre propios o extraños (con la eterna falsa promesa de luego te los devuelvo), a recordar estupefactos que lo hemos dejado en casa….junto a los de varios compañeros… Aunque lo mejor sin duda es cuando vemos a alguien que haciendo honor al nombre “dorsal” se lo ubica de forma impoluta en la espalda y nos asegura que de joven ha sido muy bueno y ha corrido mucho….(y le decimos que no lo dudamos, pero que por favor, se ponga el dorsal en el pecho).
Como recomendación, si tenéis la posibilidad de tener el dorsal antes del día de la prueba, fijadlo la noche antes, con tiempo, a la camiseta que vamos a usar para la carrera y evitaremos todo lo anterior de un plumazo.
Casi todo el mundo recurre a ese alfiler que se abrocha, quedando su punta dentro de un gancho para que no pueda abrirse fácilmente sin realizar una presión con los dedos, que se llama imperdible. Este gran invento adoptado por el mundo atlético data de 1849, ideado por Walter Hunt, como la máquina de coser y el mecanismo del legendario rifle Winchester.
Pero no es la única alternativa:
• Porta-dorsal: Es un cinturón elástico con múltiples enganches de sujeción o perforación que fijan el dorsal. Habitualmente se emplea en pruebas de duatlón y triatlón. Es cómodo, protege nuestras camisetas pero cuidado, en muchas carreras no permiten su uso por reglamento, sobre todo las federadas con jueces, el motivo es que son menos visibles o que el organizador posea unos arcos de detección de chip en dorsal a un rango de altura.
• Automáticos de Click: generalmente de plástico, consta dos piezas que al encajarse una en otra dejan retenida camiseta y dorsal. Desventajas, arrugan el dorsal, se dan de sí con el tiempo, pudiendo soltarse en plena carrera y dan de sí algunos tejidos al ser comprimidos.
• Botones: aunque parezca increíble hay corredores que cosen pequeños botones de toda la vida a la camiseta y rasgan ligeramente el dorsal a modo de ojal. Es poco seguro, sobre todo con lluvia.
• Velcro: en la misma línea anterior, y para nuestra perplejidad, hay personas que pegan a la camiseta y dorsal pequeños trocitos de velcro. Útil para yincanas infantiles, pero malo para la integridad de nuestra ropa técnica.
• Pegamento: esta opción nos las brindan algunas empresas de cronometraje al darnos dorsal-pegatina. Yo normalmente ni despego la parte adhesiva y trato el dorsal como uno convencional, el sudor, su naturaleza corrosiva, no se lleva bien con el pegamento.
• Imanes: Es la opción más cara en presupuesto, aunque a mi juicio la más cómoda cuando hay nervios. No agujerea ni comprime ni camiseta ni dorsal (importante para los coleccionistas), es fácil rectificar la colocación para centrarla, no se mueve y hace menos efecto “bolsa” con el viento. Sólo en algunas carreras federadas con cámara de llamadas, puede que nos pongan problemas al no estar aún homologadas por la RFEA. Los únicos peligros es que dependiendo de la naturaleza del imán el acercarlos demasiado a tarjetas de crédito o superponerlo al chip-dorsal puede alterar su lectura. De hecho, desde Club Corredores, para la temporada que viene, probablemente, os consigamos a todos los interesados un juego personalizado con el logo del club, de forma económica.
¿A qué nunca pensaste en las posibilidades de un gesto tan simple?
By Nemo