Llega septiembre. Hemos dejado descansar a nuestro cuerpo y a nuestra mente durante el verano, sobre todo si hemos disfrutado de unas largas vacaciones y hemos cumplido ese consejo que ya indicamos, descansar. Por lo tanto haber desacelerado la actividad física, limitándonos a rodajes algunos días de la semana, hasta ese breve parón, será el denominador común entre los compañeros. Lo último que nos apetece ahora es volver a salir a correr.

Retomamos obligaciones laborales, personales, familiares y vamos recuperando también nuestra actividad en el ámbito de las zapatillas,  de los entrenamientos, del club.

No debes sorprenderte si te invade una sensación de cansancio, sueño, dolores de cabeza, falta de hambre,  dolores musculares,  estomacales, exceso de sudoración, estado de ánimo bajo, déficits de atención.  Y claro, sin olvidar  ideas irracionales de estar en peor estado físico que nunca, de tener la certeza de que no llegaremos a los resultados o al nivel alcanzado en la temporada anterior, a lo difícil que va a ser compaginar entrenamientos con el resto de nuestra vida y el miedo al momento al que llegue la primera carrera.

El síndrome post vacacional,  muy manido en el entorno laboral, también se extiende a cualquier otra actividad que consuma muchos recursos físicos y mentales. En este caso nos centraremos en nuestra vida deportiva. Para combatirlo tenemos que considerar  cuatro pilares, la vuelta al contacto cotidiano con los compañeros como elemento reforzador e insustituible;  el volver gradualmente a la carga normal en los entrenamientos, sin prisas, centrándonos en nuestras sensaciones, olvidando la báscula,  y teniendo claro que cada uno tenemos una velocidad diferente de ponernos a punto; pensar en todo lo que nos ha aportado estos años el atletismo a nuestra concepción de la vida;  y a estructurar a grandes rasgos la temporada, objetivos, carreras y viajes que probablemente podríamos hacer, tomen finalmente forma o no.

Es importante  también recuperar horarios regulares lo antes posible, aumentar las horas de sueño y momentos de relax e ir reduciéndolo a lo largo de septiembre a lo habitual que vamos a tener a lo largo del año, si es necesario recurriendo a técnicas de relajación.

Nuestro cuerpo, al igual que nuestra mente, tiene  memoria, esta vez  para recuperar fácilmente estructuras y forma física,  una vez que la hemos llegado a tener durante una época prolongada tarda mucho menos en llegar nuevamente.

Preparados, listos…… YA.

By Nemo.